Las 5 etapas del duelo
El duelo es uno de los sentimientos humanos más poderosos, intensos y que puede marcar la vida de una persona de una manera muy profunda. La pérdida de un ser querido puede representar un colapso emocional que se hace más potente en la medida que la relación ha sido más cercana, íntima o especial. No hay parámetros de medida sobre el duelo, de acuerdo a la Asociación Americana de Psicología, el duelo no tiene duración o intensidad “normales”.
El duelo sobre personas que han padecido una larga y agónica enfermedad, es tan profundo como sobre aquellas a las que la muerte ha sorprendido repentinamente. Los sentimientos de duelo no obedecen a fórmulas o conductas predecibles. Los psicólogos no han podido desvelar los misterios ocultos tras las manifestaciones de duelo de las personas. Sin embargo, han podido estandarizar las etapas del duelo, las cuales varían en duración o intensidad en 5 etapas.
Negación
La incredulidad es la primera reacción natural ante la cruda realidad que significa la muerte. No hay modo de prepararse emocionalmente para asimilar la pérdida de un ser querido. La muerte es un hecho fáctico e ineludible de la vida. No obstante, miles de años de evolución no nos han preparado psicológicamente para afrontar este destino inefable.
Algunas personas demuestran comportamientos peculiares ante la exposición a la muerte. Desde aquellos que permanecen impertérritos a los que buscan por todos los medios contrastar lo que consideran un error.
Ira
La ira se acompaña con un sentido de injusticia inconmensurable, una inmensa frustración o un sentimiento de impotencia exasperante. Esta es una de las etapas más delicadas del duelo. Las personas en una alteración emocional singular, comienzan a atribuir responsabilidades y culpas sobre sí mismas o sobre el resto de sus seres queridos. Incluso, algunas personas han reportado sentir una profunda ira hacia el difunto por su partida.
Negociación

Como una fase posterior a la descarga emocional que implica la ira, comienza una etapa en la que se pretende revertir la situación adversa. Muchas personas comienzan a desandar los caminos que han llevado a la muerte, les acechan los recuerdos de conflictos pasados e incluso pretenden revertir lo inevitable. El contacto con lo divino es muy común en este momento y ensimismarse, puede ser lo más usual.
Depresión
Cuando una persona enfrenta la realidad de la muerte y lo inevitable de su situación, suele sobrevenir un estado de depresión. La intensidad de esta etapa es indeterminada, pues puede pasar de muy leve a muy profunda. En esta etapa, el apego a relicarios para cenizas u otros objetos que representan la pérdida, pueden ser frecuentes. No hay una manifestación estereotipada de la depresión. Va desde una leve sensación de tristeza hasta profundos estados de shock emocional.
Aceptación
La aceptación es la última etapa de manifestación del duelo. Supone un estado de calma emocional que se asocia a la comprensión del hecho de una manera racional, consciente y asertiva. Entender que la pérdida supone un alivio a una larga agonía o como parte de un destino ineludible, es una de las primeras reacciones de aceptación. Dar un justo lugar a relicarios de cenizas, participar en los ritos funerarios o hablar sobre el difunto, son hechos que demuestran aceptación.
Sin embargo, aunque la aceptación es la última etapa del ciclo del duelo, no puede decirse que signifique el cierre definitivo. A veces las personas pueden volver a cualquier etapa o incluso reiniciar el ciclo nuevamente. Debemos entender que el duelo es un proceso, con vaivenes, recaídas y que debe superarse eventualmente por sí mismos o con ayuda profesional.